Resumen
Título de la ponencia
LA BRIGADA MURALISTA.
Subtítulo
Murales participativos en el Perú
Nombre del autor: Elio Martuccelli Casanova
Resumen
La Brigada Muralista es un colectivo que promueve el arte en espacios públicos. Trabaja con distintos grupos sociales y políticos de Lima y el Perú.
A mediados del 2003 algunos de los artistas de la futura brigada encontraron espacios de confluencia en el centro de Lima y otros intercambios fueron dándose en distintos distritos de la ciudad. Para difundir el registro de lo que hasta entonces se había realizado se creó en el 2008 el blog del grupo.
Luego de varias convocatorias para pintar murales surgió la necesidad de tener un nivel mínimo de organización. Se decidió que la Brigada Muralista sería un espacio abierto a todos los que quisieran pintar pero siempre coordinado por cuatro artistas, a los que luego se sumaron dos.
En el 2010 se redactó un documento a manera de memoria y manifiesto, en donde se expuso la historia, estatutos y objetivos del grupo. En el 2014 fue impreso un folleto para divulgar la metodología de creación colectiva. Son cerca de 200 murales los que se han pintado, la mayoría de manera participativa con organizaciones sociales. En todos los casos, la comunidad juega un rol protagónico, partiendo del hecho que los conocimientos son diversos y que el verdadero aprendizaje es el intercambio de saberes.
La Brigada Muralista considera el mural una plataforma para generar dinámicas pedagógicas de transformación social apostando por el trabajo colectivo, la reflexión crítica y el fortalecimiento del tejido social.
Título de la ponencia
LA BRIGADA MURALISTA.
Subtítulo
Murales participativos en el Perú
Nombre del autor: Elio Martuccelli Casanova
Resumen
La Brigada Muralista es un colectivo que promueve el arte en espacios públicos. Trabaja con distintos grupos sociales y políticos de Lima y el Perú.
A mediados del 2003 algunos de los artistas de la futura brigada encontraron espacios de confluencia en el centro de Lima y otros intercambios fueron dándose en distintos distritos de la ciudad. Para difundir el registro de lo que hasta entonces se había realizado se creó en el 2008 el blog del grupo.
Luego de varias convocatorias para pintar murales surgió la necesidad de tener un nivel mínimo de organización. Se decidió que la Brigada Muralista sería un espacio abierto a todos los que quisieran pintar pero siempre coordinado por cuatro artistas, a los que luego se sumaron dos.
En el 2010 se redactó un documento a manera de memoria y manifiesto, en donde se expuso la historia, estatutos y objetivos del grupo. En el 2014 fue impreso un folleto para divulgar la metodología de creación colectiva. Son cerca de 200 murales los que se han pintado, la mayoría de manera participativa con organizaciones sociales. En todos los casos, la comunidad juega un rol protagónico, partiendo del hecho que los conocimientos son diversos y que el verdadero aprendizaje es el intercambio de saberes.
La Brigada Muralista considera el mural una plataforma para generar dinámicas pedagógicas de transformación social apostando por el trabajo colectivo, la reflexión crítica y el fortalecimiento del tejido social.
Brigada Muralista
Una experiencia de muralismo participativo en el Perú
Elio
Martuccelli Casanova
Universidad
Ricardo Palma
emartuccelli@terra.com.pe
Lo urbano y lo público. El
lugar del arte en la ciudad
Muchas
cosas merecen debatirse y negociarse en una ciudad. Entre ellas, el valor y el
sentido del arte en los espacios públicos. La negociación es lo que define la
ciudad, como lugar de personas distintas en una dimensión pública.
Las
intervenciones artísticas son motivo de contraste y deliberación entre
ciudadanos. Pueden alterar ciertas conciencias, algunas invitan a nuevas
maneras de mirar la ciudad, a mostrar, a denunciar y hacer visible la realidad
que se pasa por alto. Pueden ayudar también a la recuperación de la memoria,
señalando hechos del pasado o sucesos del lugar.
Las
intervenciones en la ciudad son, en algunos casos, transgresiones, en la medida
que nadie las ha solicitado. En otros, pasa por concursos, pedidos de un
cliente, permisos, autorizaciones. En los dos casos, la obra de arte existe en
su encuentro con el espectador y tiene que ver con la experiencia de este.
El
espacio público es, por definición, lugar de enfrentamiento y tolerancia, de
discrepancias y acuerdos. El dilema empieza dentro de cada uno de nosotros, el
acto creativo implica una permanente toma de decisiones. La expansión del arte,
que no es infinita e indefinida, está sometida a pruebas y juicios, colectivos
y personales, con la fricción que todo acto público encarna.
El
espacio urbano es un espacio real de convivencia y un espacio simbólico en
disputa. Lo importante es que el arte puede brindar nuevos significados a esos
espacios y nuevos puntos de vista para entender, de otra manera, la sociedad,
la ciudad y la realidad.
El arte se expande y se
descubre
Distintas
manifestaciones de arte, estimulantes y provocadoras, utilizan con diversos
fines los espacios públicos: han tomado más terreno donde expresarse y han
expandido su campo de acción. Algunas intervenciones, grandes o pequeñas,
permanentes o fugaces, misteriosas o explosivas, van ampliando el arte a otros
aspectos de la vida.
El
hecho que la obra esté en el espacio abierto hace que corra otros riesgos, sin
la protección de la galería o el museo. Lo que busca el arte en estos casos es
conectarse con la sociedad, formar parte de la experiencia social, vincular el
consumo artístico a la vida cotidiana. Un intento de diálogo dentro de un
contexto público, con la tensión que cada época y lugar implica. Es arte que se
plantea nuevos retos y que siente la necesidad de salir a la calle: la ciudad
como periódico, lienzo y escenario.
Las
intervenciones urbanas pueden alimentarse del lugar, cuando la presencia del
contexto y la interacción con el público se unen al mensaje de la obra. Aunque
sucumban a la intemperie y permanezcan por poco tiempo (unos más, otros menos)
su objetivo es impactar y prolongarse en el imaginario.
Los
artistas expresan un sentir personal que a veces logra interpretar los deseos
de una comunidad y coincidir con un sentimiento colectivo. Entiendo que grandes
ejemplos artísticos han tenido esa mágica y extraña comunión, han alcanzado una
poderosa expresión y han logrado trascender. En esos casos, las obras logran
activar visual y socialmente un espacio urbano, como reflejos de la actividad
humana.
El
artista observa la dinámica social, estudia el territorio, lo que implica
entender procesos, códigos y personas. Logra su objetivo cuando alcanza la
interacción y entra en diálogo. En ese momento, la obra despierta dudas y
cuestionamientos, altera la mentalidad establecida, induce a tener nuevas
visiones e incide en ciertas maneras de pensar. En suma, logra ser un agente de
cambios.
Muros que hablan. Arte urbano
sobre paredes
Dentro
del amplio espectro del arte urbano tenemos formas convencionales que son
manifestaciones del arte público realizadas desde el poder o con el permiso
directo de alguna autoridad, con la intención de ser permanente o por lo menos
durar un tiempo prolongado. Hablamos en primer lugar de monumentos (esculturas
de bronce y mármol, que ahora se hacen de cemento y resina) y también de
algunos murales: es decir, escultura y pintura a escala urbana.
Son
expresiones socialmente aceptadas, en muchos casos impuestas, maneras oficiales
de entender la ciudad. Estas obras implican gastos de fondos que son públicos y
muchas corresponden a conmemoraciones dudosas. Cuando desde el poder se realiza
una obra urbana que no es la adecuada, se está ejerciendo una forma de
violencia. Corresponde a este grupo una larga lista de insólitas esculturas
hechas últimamente en todo el Perú.
Nuestro
tema puntual es el arte que se apropia de paredes, específicamente de murales,
para no referirnos a pintas y graffitis, que tienen otro impacto visual, muchas veces trasgresor y subversivo: el arte como bello
crimen. (Martuccelli, 2012)
Un
mural no es igual a un graffiti, aun cuando las definiciones en este tema no
sean definitivas ni estáticas, menos aún en tiempos donde las fronteras
artísticas se diluyen.
El
mural parece obedecer a la noción de sitio específico, frente al graffiti que
no responde a un determinado lugar, repitiéndose muchas veces. En términos de
tiempo el mural tiene mayor proceso de elaboración y ejecución, es el resultado
de reflexiones más largas y su permanencia también es mayor que la del graffiti,
que constituye una expresión fugaz. El mural puede ser colectivo, el graffiti
tiende a ser individual. (Martuccelli, 2003)
Los murales, por distintos que sean los
procedimientos y los temas, guardan un cierto compromiso con el lugar donde se
pintan y expresan una inquietud, basada en ideas o sentimientos, sobre la
realidad y más allá de ella. Los murales no siempre tienen autorización
oficial, su rango legal es ambiguo: a veces complace al poder, a veces lo
corroe. Más que los monumentos, su compromiso puede ser variado.
Estas
maneras de pensar y formular el arte (oficial, alternativo o marginal), como
distintas formas de comunicación, terminan encontrándose en el espacio público.
Diversas formas de ejecución
y expresión
Las
intervenciones artísticas en espacios urbanos o la toma de edificios
abandonados, en algunas ciudades del mundo, forman parte de festivales
plenamente organizados, con apoyo institucional para que se realicen.
En
los últimos años se han dado en Lima algunas experiencias promovidas por
instituciones de arte en espacios públicos. Tienen objetivos distintos, cuentan
con auspicio privado y/o público y, en unas más que en otras, prevalece la idea
del evento y el espectáculo.
En
estos casos, algunas intervenciones alcanzan el status de “obras de arte” y son
promovidas por organismos culturales. En otros casos se tramitan permisos para
que puedan llevarse a cabo. Y otras veces, rozan la ilegalidad y asumen el
riesgo de lo clandestino. Simplemente, son distintas maneras de hacerse.
La Brigada Muralista
Preámbulo e inicios
La
Brigada Muralista es un colectivo que promueve el arte en espacios públicos.
Trabaja con distintos grupos sociales y políticos de Lima y el Perú.
A
mediados del año 2003 algunos de los artistas de la futura brigada encontraron
espacios de confluencia en el centro de Lima y otros intercambios fueron
dándose paulatinamente en distintos distritos de la ciudad. Poco a poco el
grupo fue adoptando el nombre de Brigada Muralista. Para difundir el registro
de lo que hasta entonces se había realizado se creó en el 2008 el blog del
grupo. (http://brigadamuralista.blogspot.nl/)
Luego
de varias convocatorias para pintar murales surgió la necesidad de tener un
nivel mínimo de organización. Se decidió que la Brigada Muralista sería un
espacio abierto a todos los que quisieran pintar pero siempre coordinado por
cuatro artistas, a los que luego se sumaron dos. Primero: Mauricio Delgado, Elio
Martuccelli, Milton Miranda y Jorge Miyagui; un tiempo después: Andrés
Juscamaita y Alonso Rivera.
Estrategias de acción
La
Brigada Muralista acude a pintar en la medida que exista una comunidad
interesada en realizar murales con objetivos que coincidan con el de los
artistas. Es decir, se trabaja básicamente a través de invitaciones. No son
instituciones gubernamentales o empresas comerciales, se trata de organismos
sociales y comunidades organizadas. Estos grupos o individuos son los aliados
imprescindibles para que el mural, como experiencia colectiva, se pueda lograr.
Son vecinos que aprueban y alientan este tipo de intervenciones y su presencia en
cada barrio permite ubicar rápidamente los murales en lugares en los que faltan
muchas cosas, entre ellas el color esperanza. En ese sentido, el trabajo de
murales participativos se sostiene sobre una red de afectos y compromisos.
Dentro
del sistema neoliberal vigente, que solo puede entender el trabajo remunerado o
económicamente rentable, la Brigada Muralista reivindica la gratuidad, en todo
su significado. Lo gratuito como conjunto de inquietudes y acciones realizadas sin
un ánimo estrechamente mercantilista, lo que termina siendo, por lo general, lo
más noble e importante en la vida de una persona. (Imagen
1)
Participación y ejecución
El mural, en el mejor de los casos, logra ser
un elemento de cohesión social dentro de una comunidad. Ayuda a reconstruir el
tejido social, creando lazos y reactivando relaciones
entre personas. Los niños resultan
actores fundamentales en este tipo de experiencias, contagiando su entusiasmo a
los adultos.
La
jornada de creación colectiva abarca un día completo, desde la mañana hasta la
tarde.
Como
muchas personas participan del acto de pintar, los murales terminan generalmente
con muchas capas y colores, que se van sobreponiendo unos a otros, en una especie
de pintura de acción. El mural es una experiencia lúdica y creativa, sobre todo
para los que lo hacen por primera vez en su vida. Importa tanto el resultado
del producto artístico, como el proceso de creación y ejecución.
A
diferencia de otros colectivos artísticos que existen actualmente en Lima, la
Brigada Muralista hace énfasis en el trabajo participativo. Los murales son
productos negociados, que cobran sentido con la intervención de los vecinos, en
un esfuerzo colectivo. (Imagen 2)
Lenguaje visual
En
el trabajo de la Brigada Muralista hay, por lo general, un trazo figurativo
ingenuo, algo recargado, con gran cantidad y variedad de elementos, de colores
puros, primarios y secundarios, con delineado negro. Muchas veces se necesita
una comunicación más directa con el espectador, optando en esos casos por
incluir frases.
El
lenguaje visual de la Brigada Muralista guarda relación con ciertos momentos en
la historia del arte, de estilos propios, ajenos y apropiados. La propuesta, caracterizada
por su exuberancia y colorido, tiene influencias de lo prehispánico, lo
barroco, el pop art y la cultura popular.
Hay
elementos y gestos que se repiten, inevitablemente, de un mural a otro, lo que forma
parte del lenguaje grupal. Los grandes temas de la existencia humana son
siempre los mismos: el origen del mundo y el universo, las religiones, el cielo y la tierra, el paisaje natural y
urbano, los seres vivos que habitan el mundo: personas, animales y plantas.
Otros murales abordan específicamente temas
de derechos humanos, a propósito de heridas y cicatrices
de conflictos internos y externos. Hay un especial compromiso por la defensa de
la vida, la participación ciudadana, la reivindicación de minorías, el cuidado
de la naturaleza.
Todos
estos temas son puntos de partida para desarrollar el trabajo y expresan una reflexión sobre la realidad
del país y del mundo, utilizando el espacio público como vitrina y tribuna.
En algunos murales se ha trabajado de manera especial
lo tridimensional, haciendo que las pinturas aumenten la sensación de
profundidad. Se tratan de ilusiones ópticas y representaciones espaciales.
Ejemplos de intervenciones específicas, que parten del contexto para lograr el
efecto deseado, ya sea de engaño o de sorpresa. Este tipo de mural mezcla lo
pictórico con lo arquitectónico, jugando con la perspectiva. Los mejores logran
confundir al ojo, lo ponen a prueba y son especialmente interesantes por la
manera que tienen de integrarse al edificio o a la ciudad.
Prácticas y desarrollo
En
el 2010 la Brigada Muralistra redactó un extenso texto a manera de memoria,
documento y manifiesto, en donde se expuso la historia, estatutos y objetivos
del grupo. Se difundió por medios virtuales. (Brigada Muralista, 2010). En el
2014 fue impreso un folleto para distribuir y explicar de manera gráfica y
didáctica la metodología de creación colectiva, la que también ha sido
difundida a través de redes virtuales. (Brigada Muralista, 2014).
Son
más de 200 murales los que ha pintado el grupo, la gran mayoría de manera
participativa con organizaciones sociales. En todos los casos, la comunidad
juega un rol protagónico, partiendo del hecho que los conocimientos son
diversos y que el verdadero aprendizaje es el intercambio de saberes.
La
Brigada Muralista considera el mural una plataforma para generar dinámicas
pedagógicas de transformación social apostando por el trabajo colectivo, la
reflexión crítica y el fortalecimiento del tejido social. (Imagen 3)
Lugares de intervención
A
diferencia de otros países latinoamericanos, con gran presencia de murales en
sus ciudades como México, Brasil, Argentina o Chile, en el Perú contemporáneo no
ha sido una expresión artística demasiado desarrollada.
La
Brigada Muralista ha pintado durante los últimos años en lugares geográficos
muy distantes de una ciudad enorme como Lima, al norte, al este y al sur. También
en otras ciudades peruanas. Por lo general, zonas no consolidadas, donde se
encuentran grupos organizados que hacen posible este tipo de experiencias, aun
en medio de la carencia.
Algunos murales se ubican en avenidas de mucho
tránsito, en las que se trata de poner una nota de luz y color en medio de la
contaminación. En otros casos son bordes de la ciudad, arenales
con muy poco color, sin áreas verdes, contextos precarios donde todo está
inconcluso.
Por
eso la importancia de plantear murales allí donde se necesitan, para darle nuevos significados a paredes que no lo tienen. (Imagen 4)
Balance de la experiencia
Sin
duda, la Brigada Muralista tiene trabajos más logrados que otros. Algunos
murales pintados por el grupo ya no existen. Otros se mantienen, otros se renuevan.
Y en ellos se cumple, a su manera, las características de cualquier obra
artística y cultural: el valor que este logra en el tiempo y el lugar, a través
de su presencia, pertinencia y permanencia.
Un mural necesita ser repintado
varias veces, demanda cuidado. La interacción con quienes viven en el lugar es fundamental
para que el mural tenga legitimidad y se mantenga. No todos
los murales se plantean el deseo de ser obras eternas, no es arte que nace con
la pretensión de preservarse: viven lo que les toca. Los murales desaparecen o se
conservan, cada uno tiene su propia suerte, pero en el tiempo que les
corresponde permanecer participan activamente en la vida de la ciudad.
La
Brigada Muralista trabaja sobre el reconocimiento previo, de cómo se comporta
el espacio público o las paredes del edificio: apuesta por intervenciones que
se alimentan del lugar, entendido como contexto físico y social. En estos casos,
la presencia y la interacción con el público se unen al mensaje de la obra y al
concepto de “activar” lugares.
El
mural puede ser un espacio de trabajo compartido entre pintores y arquitectos, entre
artistas y diseñadores: un terreno de intersección. En realidad, el arte en
espacios públicos requiere de un nuevo tipo de especialista, capaz de escuchar
las “voces” del lugar, con sensibilidad plástica y social.
Reflexiones finales
Cuando
el arte público es oficial intenta, desde el poder, expresar un sentimiento que
represente a la comunidad, lo que termina produciendo imposiciones de todo tipo.
Algunas intervenciones pasan por pedidos,
permisos, autorizaciones. Otras son transgresiones, en la medida que nadie las
ha solicitado. En todos los casos, la obra de arte existe en su encuentro con
el espectador. (Martuccelli, 2007)
En
la calle no hay un tipo particular de público, sino muchos. El hecho que las
obras estén en el espacio abierto hace que corran otros riesgos. No es el
espacio protegido de las salas de exposición: es arte “al descubierto”, con
acciones y reacciones que la obra despierta, muchas veces sin explicaciones por
parte del autor o los críticos de arte. El espacio de la calle no es
controlado, no tiene (en teoría) muros ni fronteras, se diferencia de lo
privado y de lo institucional, aunque tiene otras restricciones.
Decíamos,
al inicio del texto, que el espacio público, en general, constituye un
territorio simbólico en disputa. Las paredes lo son de manera particular. Lo
importante es que el arte (y específicamente los murales) puede brindar nuevos
significados en la ciudad y nuevos puntos de vista a sus habitantes.
El artista que pretende
trabajar en la calle debe observar la dinámica social, estudiar el terreno. El
muralista no forma parte de políticas culturales oficiales, pero con su trabajo
puede despertar cuestionamientos y, como ya se dijo, ser un agente de cambios.
Como el propio manifiesto del grupo sostiene, la Brigada Muralista es un espacio abierto a todas las personas interesadas que quieran llenar de color las paredes de la ciudad y del mundo con alegre rebeldía. Sin perder la esperanza, cree que otro mundo, mejor, es posible. Y se propone lograr a través del trabajo colectivo, que ese otro mundo mejor, sea este. Con alegría y libertad: por el pan y la belleza.
Como el propio manifiesto del grupo sostiene, la Brigada Muralista es un espacio abierto a todas las personas interesadas que quieran llenar de color las paredes de la ciudad y del mundo con alegre rebeldía. Sin perder la esperanza, cree que otro mundo, mejor, es posible. Y se propone lograr a través del trabajo colectivo, que ese otro mundo mejor, sea este. Con alegría y libertad: por el pan y la belleza.
Referencias bibliográficas
Brigada Muralista. (2010). BRIGADA MURALISTA:
la alegre rebeldía. Memoria, documento y manifiesto. La Brigada Muralista.
Recuperado de http://brigadamuralista.blogspot.nl/2010/04/memoria-documento-y-manifiesto.html
Brigada Muralista
(2014a). Instrucciones para cambiar el
mundo pintando. Lima: edición propia.
Brigada Muralista. (2014b). Instrucciones
para cambiar el mundo pintando. La Brigada Muralista. Recuperado de http://brigadamuralista.blogspot.nl/2014/12/instrucciones-para-cambiar-el-mundo_19.html
Martuccelli, Elio
(2003). "Cuando lo muros hablan. Sobre murales, pintas y graffitis",
en: Revista Esquina. Rock, Arte y
Cultura, Lima, nº 25, julio-agosto.
Martuccelli, Elio
(2007). “Poder, deber y querer. Arte urbano. Intervención en espacios
públicos”, en: ARQUITEXTOS, FAU –
URP, Lima, nº 22, octubre, pp. 59-69.
Martuccelli, Elio
(2012). “Muros que hablan. Arte urbano sobre paredes”, en: ARQUITEXTOS, FAU- URP, Lima, año 19, nº 27, octubre, pp. 55-61.
Imágenes
Imagen 1
(IMmartuccelliem1.jpg)
Intervención de la Brigada
Muralista. Urbanización La Balanza. Comas. Lima. Marzo de 2009. Foto Elio
Martuccelli
Imagen 2 (IMmartuccelliem2.jpg)
Intervención de la Brigada
Muralista. Urbanización La Balanza. Comas. Marzo de 2009. Foto Elio Martuccelli
Imagen 3
(IMmartuccelliem3.jpg)
Intervención de la Brigada
Muralista. Jicamarca. Pedregal Alto. San Juan de Lurigancho. Lima. Mayo de 2009.
Foto: Elio Martuccelli.
Imagen 4
(IMmartuccelliem4.jpg)
Intervención de la Brigada
Muralista. Jicamarca. Pedregal Alto. San Juan de Lurigancho. Lima. Mayo de
2009. Foto: Elio Martuccelli.