7/10/2017

LA BRIGADA MURALISTA. Ponencia de Elio Martuccelli

Resumen

Título de la ponencia

LA BRIGADA MURALISTA.


Subtítulo
Murales participativos en el Perú


Nombre del autor: Elio Martuccelli Casanova



Resumen

La Brigada Muralista es un colectivo que promueve el arte en espacios públicos. Trabaja con distintos grupos sociales y políticos de Lima y el Perú.


A mediados del 2003 algunos de los artistas de la futura brigada encontraron espacios de confluencia en el centro de Lima y otros intercambios fueron dándose en distintos distritos de la ciudad. Para difundir el registro de lo que hasta entonces se había realizado se creó en el 2008 el blog del grupo.


Luego de varias convocatorias para pintar murales surgió la necesidad de tener un nivel mínimo de organización. Se decidió que la Brigada Muralista sería un espacio abierto a todos los que quisieran pintar pero siempre coordinado por cuatro artistas, a los que luego se sumaron dos.

En el 2010 se redactó un documento a manera de memoria y manifiesto, en donde se expuso la historia, estatutos y objetivos del grupo. En el 2014 fue impreso un folleto para divulgar la metodología de creación colectiva. Son cerca de 200 murales los que se han pintado, la mayoría de manera participativa con organizaciones sociales. En todos los casos, la comunidad juega un rol protagónico, partiendo del hecho que los conocimientos son diversos y que el verdadero aprendizaje es el intercambio de saberes.


La Brigada Muralista considera el mural una plataforma para generar dinámicas pedagógicas de transformación social apostando por el trabajo colectivo, la reflexión crítica y el fortalecimiento del tejido social.







Brigada Muralista
Una experiencia de muralismo participativo en el Perú

Elio Martuccelli Casanova
Universidad Ricardo Palma
emartuccelli@terra.com.pe



Lo urbano y lo público. El lugar del arte en la ciudad
Muchas cosas merecen debatirse y negociarse en una ciudad. Entre ellas, el valor y el sentido del arte en los espacios públicos. La negociación es lo que define la ciudad, como lugar de personas distintas en una dimensión pública.
Las intervenciones artísticas son motivo de contraste y deliberación entre ciudadanos. Pueden alterar ciertas conciencias, algunas invitan a nuevas maneras de mirar la ciudad, a mostrar, a denunciar y hacer visible la realidad que se pasa por alto. Pueden ayudar también a la recuperación de la memoria, señalando hechos del pasado o sucesos del lugar.
Las intervenciones en la ciudad son, en algunos casos, transgresiones, en la medida que nadie las ha solicitado. En otros, pasa por concursos, pedidos de un cliente, permisos, autorizaciones. En los dos casos, la obra de arte existe en su encuentro con el espectador y tiene que ver con la experiencia de este.
El espacio público es, por definición, lugar de enfrentamiento y tolerancia, de discrepancias y acuerdos. El dilema empieza dentro de cada uno de nosotros, el acto creativo implica una permanente toma de decisiones. La expansión del arte, que no es infinita e indefinida, está sometida a pruebas y juicios, colectivos y personales, con la fricción que todo acto público encarna.
El espacio urbano es un espacio real de convivencia y un espacio simbólico en disputa. Lo importante es que el arte puede brindar nuevos significados a esos espacios y nuevos puntos de vista para entender, de otra manera, la sociedad, la ciudad y la realidad.

El arte se expande y se descubre
Distintas manifestaciones de arte, estimulantes y provocadoras, utilizan con diversos fines los espacios públicos: han tomado más terreno donde expresarse y han expandido su campo de acción. Algunas intervenciones, grandes o pequeñas, permanentes o fugaces, misteriosas o explosivas, van ampliando el arte a otros aspectos de la vida.
El hecho que la obra esté en el espacio abierto hace que corra otros riesgos, sin la protección de la galería o el museo. Lo que busca el arte en estos casos es conectarse con la sociedad, formar parte de la experiencia social, vincular el consumo artístico a la vida cotidiana. Un intento de diálogo dentro de un contexto público, con la tensión que cada época y lugar implica. Es arte que se plantea nuevos retos y que siente la necesidad de salir a la calle: la ciudad como periódico, lienzo y escenario.
Las intervenciones urbanas pueden alimentarse del lugar, cuando la presencia del contexto y la interacción con el público se unen al mensaje de la obra. Aunque sucumban a la intemperie y permanezcan por poco tiempo (unos más, otros menos) su objetivo es impactar y prolongarse en el imaginario.
Los artistas expresan un sentir personal que a veces logra interpretar los deseos de una comunidad y coincidir con un sentimiento colectivo. Entiendo que grandes ejemplos artísticos han tenido esa mágica y extraña comunión, han alcanzado una poderosa expresión y han logrado trascender. En esos casos, las obras logran activar visual y socialmente un espacio urbano, como reflejos de la actividad humana.
El artista observa la dinámica social, estudia el territorio, lo que implica entender procesos, códigos y personas. Logra su objetivo cuando alcanza la interacción y entra en diálogo. En ese momento, la obra despierta dudas y cuestionamientos, altera la mentalidad establecida, induce a tener nuevas visiones e incide en ciertas maneras de pensar. En suma, logra ser un agente de cambios.

Muros que hablan. Arte urbano sobre paredes
Dentro del amplio espectro del arte urbano tenemos formas convencionales que son manifestaciones del arte público realizadas desde el poder o con el permiso directo de alguna autoridad, con la intención de ser permanente o por lo menos durar un tiempo prolongado. Hablamos en primer lugar de monumentos (esculturas de bronce y mármol, que ahora se hacen de cemento y resina) y también de algunos murales: es decir, escultura y pintura a escala urbana.
Son expresiones socialmente aceptadas, en muchos casos impuestas, maneras oficiales de entender la ciudad. Estas obras implican gastos de fondos que son públicos y muchas corresponden a conmemoraciones dudosas. Cuando desde el poder se realiza una obra urbana que no es la adecuada, se está ejerciendo una forma de violencia. Corresponde a este grupo una larga lista de insólitas esculturas hechas últimamente en todo el Perú.
Nuestro tema puntual es el arte que se apropia de paredes, específicamente de murales, para no referirnos a pintas y graffitis, que tienen otro impacto visual, muchas veces trasgresor y subversivo: el arte como bello crimen. (Martuccelli, 2012)
Un mural no es igual a un graffiti, aun cuando las definiciones en este tema no sean definitivas ni estáticas, menos aún en tiempos donde las fronteras artísticas se diluyen.

El mural parece obedecer a la noción de sitio específico, frente al graffiti que no responde a un determinado lugar, repitiéndose muchas veces. En términos de tiempo el mural tiene mayor proceso de elaboración y ejecución, es el resultado de reflexiones más largas y su permanencia también es mayor que la del graffiti, que constituye una expresión fugaz. El mural puede ser colectivo, el graffiti tiende a ser individual. (Martuccelli, 2003)
Los murales, por distintos que sean los procedimientos y los temas, guardan un cierto compromiso con el lugar donde se pintan y expresan una inquietud, basada en ideas o sentimientos, sobre la realidad y más allá de ella. Los murales no siempre tienen autorización oficial, su rango legal es ambiguo: a veces complace al poder, a veces lo corroe. Más que los monumentos, su compromiso puede ser variado.
Estas maneras de pensar y formular el arte (oficial, alternativo o marginal), como distintas formas de comunicación, terminan encontrándose en el espacio público.

Diversas formas de ejecución y expresión
Las intervenciones artísticas en espacios urbanos o la toma de edificios abandonados, en algunas ciudades del mundo, forman parte de festivales plenamente organizados, con apoyo institucional para que se realicen.
En los últimos años se han dado en Lima algunas experiencias promovidas por instituciones de arte en espacios públicos. Tienen objetivos distintos, cuentan con auspicio privado y/o público y, en unas más que en otras, prevalece la idea del evento y el espectáculo.
En estos casos, algunas intervenciones alcanzan el status de “obras de arte” y son promovidas por organismos culturales. En otros casos se tramitan permisos para que puedan llevarse a cabo. Y otras veces, rozan la ilegalidad y asumen el riesgo de lo clandestino. Simplemente, son distintas maneras de hacerse.


La Brigada Muralista
Preámbulo e inicios
La Brigada Muralista es un colectivo que promueve el arte en espacios públicos. Trabaja con distintos grupos sociales y políticos de Lima y el Perú.
A mediados del año 2003 algunos de los artistas de la futura brigada encontraron espacios de confluencia en el centro de Lima y otros intercambios fueron dándose paulatinamente en distintos distritos de la ciudad. Poco a poco el grupo fue adoptando el nombre de Brigada Muralista. Para difundir el registro de lo que hasta entonces se había realizado se creó en el 2008 el blog del grupo. (http://brigadamuralista.blogspot.nl/)
Luego de varias convocatorias para pintar murales surgió la necesidad de tener un nivel mínimo de organización. Se decidió que la Brigada Muralista sería un espacio abierto a todos los que quisieran pintar pero siempre coordinado por cuatro artistas, a los que luego se sumaron dos. Primero: Mauricio Delgado, Elio Martuccelli, Milton Miranda y Jorge Miyagui; un tiempo después: Andrés Juscamaita y Alonso Rivera.

Estrategias de acción
La Brigada Muralista acude a pintar en la medida que exista una comunidad interesada en realizar murales con objetivos que coincidan con el de los artistas. Es decir, se trabaja básicamente a través de invitaciones. No son instituciones gubernamentales o empresas comerciales, se trata de organismos sociales y comunidades organizadas. Estos grupos o individuos son los aliados imprescindibles para que el mural, como experiencia colectiva, se pueda lograr. Son vecinos que aprueban y alientan este tipo de intervenciones y su presencia en cada barrio permite ubicar rápidamente los murales en lugares en los que faltan muchas cosas, entre ellas el color esperanza. En ese sentido, el trabajo de murales participativos se sostiene sobre una red de afectos y compromisos.
Dentro del sistema neoliberal vigente, que solo puede entender el trabajo remunerado o económicamente rentable, la Brigada Muralista reivindica la gratuidad, en todo su significado. Lo gratuito como conjunto de inquietudes y acciones realizadas sin un ánimo estrechamente mercantilista, lo que termina siendo, por lo general, lo más noble e importante en la vida de una persona. (Imagen 1)

Participación y ejecución
El mural, en el mejor de los casos, logra ser un elemento de cohesión social dentro de una comunidad. Ayuda a reconstruir el tejido social, creando lazos y reactivando relaciones entre personas.  Los niños resultan actores fundamentales en este tipo de experiencias, contagiando su entusiasmo a los adultos.
La jornada de creación colectiva abarca un día completo, desde la mañana hasta la tarde.
Como muchas personas participan del acto de pintar, los murales terminan generalmente con muchas capas y colores, que se van sobreponiendo unos a otros, en una especie de pintura de acción. El mural es una experiencia lúdica y creativa, sobre todo para los que lo hacen por primera vez en su vida. Importa tanto el resultado del producto artístico, como el proceso de creación y ejecución.
A diferencia de otros colectivos artísticos que existen actualmente en Lima, la Brigada Muralista hace énfasis en el trabajo participativo. Los murales son productos negociados, que cobran sentido con la intervención de los vecinos, en un esfuerzo colectivo. (Imagen 2)

Lenguaje visual
En el trabajo de la Brigada Muralista hay, por lo general, un trazo figurativo ingenuo, algo recargado, con gran cantidad y variedad de elementos, de colores puros, primarios y secundarios, con delineado negro. Muchas veces se necesita una comunicación más directa con el espectador, optando en esos casos por incluir frases.
El lenguaje visual de la Brigada Muralista guarda relación con ciertos momentos en la historia del arte, de estilos propios, ajenos y apropiados. La propuesta, caracterizada por su exuberancia y colorido, tiene influencias de lo prehispánico, lo barroco, el pop art y la cultura popular.
Hay elementos y gestos que se repiten, inevitablemente, de un mural a otro, lo que forma parte del lenguaje grupal. Los grandes temas de la existencia humana son siempre los mismos: el origen del mundo y el universo, las religiones, el cielo y la tierra, el paisaje natural y urbano, los seres vivos que habitan el mundo: personas, animales y plantas.
Otros murales abordan específicamente temas de derechos humanos, a propósito de heridas y cicatrices de conflictos internos y externos. Hay un especial compromiso por la defensa de la vida, la participación ciudadana, la reivindicación de minorías, el cuidado de la naturaleza.
Todos estos temas son puntos de partida para desarrollar el trabajo y expresan una reflexión sobre la realidad del país y del mundo, utilizando el espacio público como vitrina y tribuna.
En algunos murales se ha trabajado de manera especial lo tridimensional, haciendo que las pinturas aumenten la sensación de profundidad. Se tratan de ilusiones ópticas y representaciones espaciales. Ejemplos de intervenciones específicas, que parten del contexto para lograr el efecto deseado, ya sea de engaño o de sorpresa. Este tipo de mural mezcla lo pictórico con lo arquitectónico, jugando con la perspectiva. Los mejores logran confundir al ojo, lo ponen a prueba y son especialmente interesantes por la manera que tienen de integrarse al edificio o a la ciudad.

Prácticas y desarrollo
En el 2010 la Brigada Muralistra redactó un extenso texto a manera de memoria, documento y manifiesto, en donde se expuso la historia, estatutos y objetivos del grupo. Se difundió por medios virtuales. (Brigada Muralista, 2010). En el 2014 fue impreso un folleto para distribuir y explicar de manera gráfica y didáctica la metodología de creación colectiva, la que también ha sido difundida a través de redes virtuales. (Brigada Muralista, 2014).
Son más de 200 murales los que ha pintado el grupo, la gran mayoría de manera participativa con organizaciones sociales. En todos los casos, la comunidad juega un rol protagónico, partiendo del hecho que los conocimientos son diversos y que el verdadero aprendizaje es el intercambio de saberes.
La Brigada Muralista considera el mural una plataforma para generar dinámicas pedagógicas de transformación social apostando por el trabajo colectivo, la reflexión crítica y el fortalecimiento del tejido social. (Imagen 3)

Lugares de intervención
A diferencia de otros países latinoamericanos, con gran presencia de murales en sus ciudades como México, Brasil, Argentina o Chile, en el Perú contemporáneo no ha sido una expresión artística demasiado desarrollada.
La Brigada Muralista ha pintado durante los últimos años en lugares geográficos muy distantes de una ciudad enorme como Lima, al norte, al este y al sur. También en otras ciudades peruanas. Por lo general, zonas no consolidadas, donde se encuentran grupos organizados que hacen posible este tipo de experiencias, aun en medio de la carencia.
Algunos murales se ubican en avenidas de mucho tránsito, en las que se trata de poner una nota de luz y color en medio de la contaminación. En otros casos son bordes de la ciudad, arenales con muy poco color, sin áreas verdes, contextos precarios donde todo está inconcluso.
Por eso la importancia de plantear murales allí donde se necesitan, para darle nuevos significados a  paredes que no lo tienen. (Imagen 4)



Balance de la experiencia
Sin duda, la Brigada Muralista tiene trabajos más logrados que otros. Algunos murales pintados por el grupo ya no existen. Otros se mantienen, otros se renuevan. Y en ellos se cumple, a su manera, las características de cualquier obra artística y cultural: el valor que este logra en el tiempo y el lugar, a través de su presencia, pertinencia y permanencia.
Un mural necesita ser repintado varias veces, demanda cuidado. La interacción con quienes viven en el lugar es fundamental para que el mural tenga legitimidad y se mantenga. No todos los murales se plantean el deseo de ser obras eternas, no es arte que nace con la pretensión de preservarse: viven lo que les toca. Los murales desaparecen o se conservan, cada uno tiene su propia suerte, pero en el tiempo que les corresponde permanecer participan activamente en la vida de la ciudad.
La Brigada Muralista trabaja sobre el reconocimiento previo, de cómo se comporta el espacio público o las paredes del edificio: apuesta por intervenciones que se alimentan del lugar, entendido como contexto físico y social. En estos casos, la presencia y la interacción con el público se unen al mensaje de la obra y al concepto de “activar” lugares.
El mural puede ser un espacio de trabajo compartido entre pintores y arquitectos, entre artistas y diseñadores: un terreno de intersección. En realidad, el arte en espacios públicos requiere de un nuevo tipo de especialista, capaz de escuchar las “voces” del lugar, con sensibilidad plástica y social.

Reflexiones finales
Cuando el arte público es oficial intenta, desde el poder, expresar un sentimiento que represente a la comunidad, lo que termina produciendo imposiciones de todo tipo.  Algunas intervenciones pasan por pedidos, permisos, autorizaciones. Otras son transgresiones, en la medida que nadie las ha solicitado. En todos los casos, la obra de arte existe en su encuentro con el espectador. (Martuccelli, 2007)
En la calle no hay un tipo particular de público, sino muchos. El hecho que las obras estén en el espacio abierto hace que corran otros riesgos. No es el espacio protegido de las salas de exposición: es arte “al descubierto”, con acciones y reacciones que la obra despierta, muchas veces sin explicaciones por parte del autor o los críticos de arte. El espacio de la calle no es controlado, no tiene (en teoría) muros ni fronteras, se diferencia de lo privado y de lo institucional, aunque tiene otras restricciones.
Decíamos, al inicio del texto, que el espacio público, en general, constituye un territorio simbólico en disputa. Las paredes lo son de manera particular. Lo importante es que el arte (y específicamente los murales) puede brindar nuevos significados en la ciudad y nuevos puntos de vista a sus habitantes.
El artista que pretende trabajar en la calle debe observar la dinámica social, estudiar el terreno. El muralista no forma parte de políticas culturales oficiales, pero con su trabajo puede despertar cuestionamientos y, como ya se dijo, ser un agente de cambios.
Como el propio manifiesto del grupo sostiene, la Brigada Muralista es un espacio abierto a todas las personas interesadas que quieran llenar de color las paredes de la ciudad y del mundo con alegre rebeldía. Sin perder la esperanza, cree que otro mundo, mejor, es posible. Y se propone lograr a través del trabajo colectivo, que ese otro mundo mejor, sea este. Con alegría y libertad: por el pan y la belleza.



Referencias bibliográficas

Brigada Muralista. (2010). BRIGADA MURALISTA: la alegre rebeldía. Memoria, documento y manifiesto. La Brigada Muralista. Recuperado de http://brigadamuralista.blogspot.nl/2010/04/memoria-documento-y-manifiesto.html

Brigada Muralista (2014a). Instrucciones para cambiar el mundo pintando. Lima: edición propia.

Brigada Muralista. (2014b). Instrucciones para cambiar el mundo pintando. La Brigada Muralista. Recuperado de http://brigadamuralista.blogspot.nl/2014/12/instrucciones-para-cambiar-el-mundo_19.html

Martuccelli, Elio (2003). "Cuando lo muros hablan. Sobre murales, pintas y graffitis", en: Revista Esquina. Rock, Arte y Cultura, Lima, nº 25, julio-agosto.

Martuccelli, Elio (2007). “Poder, deber y querer. Arte urbano. Intervención en espacios públicos”, en: ARQUITEXTOS, FAU – URP, Lima, nº 22, octubre, pp. 59-69.

Martuccelli, Elio (2012). “Muros que hablan. Arte urbano sobre paredes”, en: ARQUITEXTOS, FAU- URP, Lima, año 19, nº 27, octubre, pp. 55-61.

Imágenes

Imagen 1 (IMmartuccelliem1.jpg)
Intervención de la Brigada Muralista. Urbanización La Balanza. Comas. Lima. Marzo de 2009. Foto Elio Martuccelli

Imagen 2 (IMmartuccelliem2.jpg)
Intervención de la Brigada Muralista. Urbanización La Balanza. Comas. Marzo de 2009. Foto Elio Martuccelli

Imagen 3 (IMmartuccelliem3.jpg)
Intervención de la Brigada Muralista. Jicamarca. Pedregal Alto. San Juan de Lurigancho. Lima. Mayo de 2009. Foto: Elio Martuccelli.

Imagen 4 (IMmartuccelliem4.jpg)
Intervención de la Brigada Muralista. Jicamarca. Pedregal Alto. San Juan de Lurigancho. Lima. Mayo de 2009. Foto: Elio Martuccelli.